domingo, 20 de abril de 2008

Aron (2da parte), la entrada hacia el otro mundo

Aron descendía rápidamente. Mientras era arrastrado comenzaba a perder la visión de todo lo que le rodeaba, las aguas empezaron a oscurecerse, pasaban de ser cristalinas a azulinas, luego a un azul oscuro, finalmente todo se veía negro como en la oscuridad. Aunque esta vez no perdió la conciencia, no le valía de mucho tenerla, pues el tiempo que estaba pasando en aquella oscuridad ya se había alargado bastante y lo único q comenzaba a sentir era una sensación de miedo y desesperación, ni siquiera había notado que aquel lugar le dejaba respirar tranquilamente, como si el agua fuese como aire.


Aquella corriente que lo arrastraba comenzaba a perder fuerza. Aron estaba mudo, no se sabía si del pánico o de la conmoción. Donde estaba?, que haría ahora?. La corriente fue liberando poco a poco a Aron hasta hacerlo caer levemente como una pluma cae al suelo. - Al fin - exclamó, cuando sus pies tocaron tierra. A esas alturas cualquier cosa era mejor que seguir permaneciendo en medio de la nada.

Que haría ahora?, bueno, que mas podía hacer que caminar hacia la primera dirección que encontrase. Aun seguía oscuro, pero extrañamente aquel suelo le daba la sensación de conducirlo hacia algún lugar.

Algo empezó a iluminar la oscuridad, como cuando una vela ilumina lentamente un cuarto muy muy oscuro. Aquello fuente de iluminación empezó a tomar forma y ésta se parecía mucho a la de un humano. Aron se dirigió hacia aquella aparición - Que otra cosa podría hacer - pensaba; ya era muy tarde para retroceder y aun si lo hiciera, estaría mas perdido, además no quería volver a aquella oscuridad.

Al fin llegó hacia esa extraña aparición. Brillaba mucho, brillaba tanto que había tenido que acercarse a ella cubriéndose los ojos, mirando hacia abajo. Ya de cerca, a pocos centímetros, se atrevió a levantar la mirada y la observó.

jueves, 10 de abril de 2008

Aron (1ra parte), el legedario rio sin retorno

Había prometido regresar. Aron no iba a estar mucho tiempo, pues sabía que aunque parecía tranquilo, aquel río tenia sus peligros. Había escuchado historias terribles de éste. Escuchó que en el pasado varios habían entrado y nunca más volvieron y aquellos que sí pudieron regresar parecían haber vuelto locos, mencionando haberse encontrado con criaturas de otro mundo, de varios tipos, algunas peligrosas, otras mágicas y encantadoras pero cuyo poder parecía hechizar a quienes la veían.

Aron sentía curiosidad por saber que había al final del río, quería saber si realmente existían aquellas criaturas, pero no podía arriesgarse aun, no quería quedar como aquellos que no volvían ni como quienes habían perdido la razón, aun quería hacer muchas cosas antes de aventurarse a hacer algo así.

Pero, aquella mañana, sintió ese leve deseo de querer estar solo un momento en aquellas aguas, - seria sólo un chapuzón y no tardaría más de 10 minutos - pensaba. Así que se preparó y dio un salto hacia él. Al fin dentro de sus aguas sintió aliviado su deseo, estar ahí era muy relajante. Estaban por cumplirse los 10 minutos y como dijo era momento de salir.

Justo al momento de volver a tierra, una corriente emerge desde lo profundo de las aguas y lo atrapa. La fuerza de aquella corriente parecía tomar la forma de una mano que había atrapado una presa. La corriente empezó a jalar a Aron alejándolo cada vez más de su hogar.

No quería caer, no quería aun desaparecer, Aron luchó y luchó para no dejarse atraer. Resistió aquella corriente, luchó por tres días y tres noches, pero al final parecía que ya no le quedaban fuerzas. Intento oponerse una vez más, pero su cuerpo dejo de responder y fue llevado inevitablemente por la corriente. La fuerza con la que era arrastrado, más el cansancio por luchar tanto tiempo, terminaron por dejarlo inconsciente.

Aron comenzó a abrir sus ojos. Mientras recobraba la conciencia recordaba su lucha contra aquella corriente. Al abrir completamente sus ojos sólo vio el cielo y varias nubes, estaba flotando en el agua, miró a su alrededor, era de noche y la luna se veia gigantesca. Luego, quedó sorprendido al ver en donde estaba, había llegado al final del río, se encontraba flotando sobre las aguas de un mar oscuro, alumbrado solo por el brillo de la luna, eran aguas extrañas, desconocidas, desde donde se podía ver como desembocaba aquel río que estaba cubierto de tantas historias y leyendas.

Pero, el peligro no había desaparecido, aquella corriente volvió otra vez, tomó a Aron y lo arrastró nuevamente, esta vez hacia las profundidades del mar. Aron estaba otra vez asustado, no sabía hacia donde iba, no sabia que podía encontrar...